Aprender a gestionar la ansiedad es posible.
Tú también lo puedes lograr.
Aquí, encontrarás relatos sinceros de mujeres que han tenido la valentía de buscar apoyo y comprometerse en un viaje de crecimiento personal.
A través de la terapia y el trabajo conjunto, han desafiado sus miedos y han aprendido herramientas que les permite gestionar la ansiedad y angustia que alguna vez las dominó.
Madelaine San Martín – 34 años
“Es difícil decidir ir a terapia, pero hoy puedo decir que es una de la mejores decisiones que he tomado. He crecido mucho como persona, puedo manejar mi ansiedad de mejor manera, soy capaz de sociabilizar, mejoré mi rendimiento en el trabajo, tengo más seguridad de mí misma, puedo tener relaciones sanas y creo que una de las cosas más importantes es poder poner límites a las personas que es algo muy complicado, pero se puede …
Sé que me falta aún por crecer pero miro hacia atrás y veo lo mucho que he avanzado!! Gracias a mi psicóloga porque uno entiende que la terapia no soluciona nuestros problemas, pero si nos entrega las herramientas para poder hacerlo uno mismo!! Es una buena inversión personal😊❤️ eternamente agradecida”.
Joselyn Burgos – 36 años
“Mi vida antes de la psicoterapia era muy diferente, era muy negativa, siempre viendo lo malo de las cosas, la relación que tenía conmigo misma era inflexible. Decidí iniciar la psicoterapia por la ansiedad mixta que tenía desde pequeña, que en un momento explotó con reacciones de taquicardia afectando mi vida cotidiana.
Los mayores cambios en mi han sido no ser tan dura conmigo misma, ver el lado positivo de las cosas y entender que hay cosas que no puedo controlar, como actitudes del resto o lo que los demás piensen de mí.
Creo que nuestra salud mental es súper importante para estar bien en la vida en general. Cuidar nuestra salud mental es un gesto de amor propio, dar el primer paso y hacerte cargo es importante. No sientas miedo de buscar ayuda ni vergüenza, para mí fue muy sanador. Jacqueline fue muy cordial, me sentí en confianza y me ayudó mucho para resolver mis problemas, súper recomendada.
María Esperanza – 42 años
“Hace 2 años conocí a Jacqueline. Estaba atravesando una etapa difícil de mi vida, y había decidido buscar ayuda. Sentía que llevaba una pesada mochila en mi espalda que ya no estaba siendo capaz de cargar.
Estuve buscando unos días en internet y de repente apareció su anuncio en mi cuenta de Instagram. Seguí mi intuición, averigüé de que se trataba la terapia sistémica breve y me di cuenta que eso era lo que necesitaba.
Agendé hora con ella y empezamos… conocí a una profesional amable, cálida, empática y respetuosa, que supo escucharme y lo más importante para mí, guiarme y ayudarme a generar las herramientas para poder enfrentar estas situaciones que se convertían en esta gran mochila.
Tomé esta experiencia como un trabajo personal, de mejorar, de avanzar, de buscar tranquilidad. Comenzamos dando pequeños pasos, pequeñas tareas, ejercicios, análisis y compromisos conmigo misma.
En la medida que Jacqueline fue viendo mis progresos, las sesiones se fueron distanciando en el tiempo, lo que al principio me asustaba, pero fue una transición necesaria. Si hoy miro hacia atrás, a mi antigua versión, siento que he avanzado enormemente en mi conocimiento personal, en mi capacidad de poner límites, en mi manejo del estrés, en ser más compasiva conmigo misma y en muchas cosas que antes me hacían sentir abrumada y con ansiedad.
En todo este camino, el apoyo de Jacqueline ha sido fundamental, me siento agradecida de ella. Sin duda es necesario hacernos cargo de nosotros mismos, gestionar nuestras emociones, y buscar el apoyo necesario. He tenido la suerte de encontrar a una gran psicóloga, con la que se pudo generar una conexión que ha permitido transitar este camino, sintiendo el apoyo, la empatía, los desafíos para mí misma, y el reconocimiento de mis avances.
Monserrat Barra – 19 años
“Antes de comenzar terapia me encontraba realmente ida, con la mente nublada, triste y obligada a ir a la consulta porque no me estaba dando cuenta de lo mal que estaba. Recuerdo haber llegado con una ropa que no me gustaba, desganada y con una relación al hombro que solo seguía oscureciéndome.
No te das cuenta de todo lo que piensas hasta que lo dices, de todo lo negativo que has normalizado y que te ha hecho un daño gigante durante tanto tiempo.
No escuché soluciones a mis problemas más que de mí misma, solo necesitaba un espacio que me diera la total libertad de decidir qué era lo mejor para mí, sin prejuicios y desempolvando mis mejores características.
Mejoré mi autoestima, sé elegir mejor mis relaciones, tengo la cabeza tan despejada en comparación a antes de terapia que las cosas que más me costaban se han vuelto hasta entretenidas para mí.
La última sesión llegué con mi ropa más linda, con una sonrisa tan real y mucho ánimo de volver a mi casa a contarle al resto todo lo que había aprendido, que ya había vuelto a brillar; pero por sobre todo, mostrarme a mí misma todo de lo que iba a ser capaz ahora.
Aún sigo teniendo días nublados, pero he aprendido a verlos de otra manera, a considerar que son parte del proceso y a mantenerme en calma con los demás ya que estoy en calma conmigo misma”